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El arte de combinar colores y texturas en la decoración

El diseño de interiores es un juego de equilibrios: luz y sombra, suavidad y dureza, color y textura. La magia sucede cuando estos elementos se combinan de forma armónica, dando vida a espacios que transmiten calidez, profundidad y personalidad. En esta guía, descubrirás cómo elegir la paleta de colores perfecta y combinarla con texturas que despierten los sentidos.

1. Crea tu paleta de colores perfecta

¿Listo para transformar tu espacio? Sigue estas reglas básicas de teoría del color y dale vida a tu hogar:

  • Colores complementarios: Combinaciones basadas en colores opuestos en el círculo cromático, como azul y naranja, que generan contraste y energía.
  • Colores análogos: Tonos que se encuentran juntos en el círculo cromático, como verde y azul, que aportan fluidez y armonía.
  • Paleta monocromática: Una gama de un solo color en distintas intensidades, ideal para un diseño elegante y sofisticado.

Aplica la regla del 60-30-10 para un equilibrio perfecto:

  • 60% del color dominante (paredes y elementos principales).
  • 30% de un color secundario (muebles y textiles de gran tamaño).
  • 10% de un color de acento (accesorios y detalles decorativos).

2. La importancia de las texturas en el diseño de interiores

Las texturas aportan sensaciones visuales y táctiles que enriquecen la percepción del espacio. Al mezclar diferentes materiales y acabados, se logra un efecto tridimensional y un ambiente más acogedor. Algunas formas de introducir texturas en la decoración incluyen:

  • Materiales naturales: La madera, el lino o el ratán aportan calidez y un estilo orgánico. Piezas como la mesa de comedor Candida o la mesita Cleo, que combina madera de roble y ratán, añaden un toque artesanal y sofisticado.
  • Brillo y mate: La combinación de acabados satinados con texturas rústicas crea un interesante contraste visual. La mesa de comedor Nara, con su tapa de cemento blanco y base de madera de pino, equilibra modernidad y naturalidad.
  • Textiles acogedores: Alfombras, cojines y cortinas en tejidos como terciopelo, lana o algodón generan dinamismo y confort. El sillón Levi, tapizado en tela bouclé, aporta suavidad y sofisticación al ambiente.
  • Estructuras con carácter: Paredes de ladrillo visto, paneles de madera o revestimientos texturizados añaden profundidad.
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3. Combinando colores y texturas para un ambiente equilibrado

Para lograr una combinación exitosa, es importante encontrar un balance entre los tonos y las superficies utilizadas. Algunas recomendaciones incluyen:

  • Espacios neutros con acentos texturizados: En ambientes con colores suaves (blanco, beige, gris), las texturas cobran protagonismo, aportando interés sin sobrecargar el diseño. Piezas como la lámpara Lola, hecha de fibra de ratán negro, ayudan a crear contrastes atractivos sin perder la armonía.
  • Colores intensos con texturas sutiles: Si se opta por una paleta vibrante, lo ideal es equilibrarla con superficies lisas o materiales naturales para evitar un efecto abrumador.
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  • Contraste de materiales: Combinar metales fríos con textiles cálidos genera un atractivo juego de sensaciones. Un ejemplo es el portavelas Llum, de acero negro, que añade un toque industrial equilibrado con elementos naturales como madera o piedra.
  • Equilibrio visual: Distribuir los colores y texturas de manera homogénea en el espacio ayuda a evitar puntos de saturación y a mantener una estética armoniosa.

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